Los discursos parlamentarios de Práxedes Mateo-Sagasta

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Legislatura: 1887 (Cortes de 1886 a 1890)
Sesión: 4 de febrero de 1887
Cámara: Congreso de los diputados
Discurso / Réplica: Réplica al Sr. Rodríguez San Pedro
Número y páginas del Diario de Sesiones: 20, 486-487
Tema: Arriendo del monopolio de la fabricación y venta de tabaco

Yo agradezco las benévolas frases que se ha servido dirigiéndome el Sr. Rodríguez San Pedro, y siento, como él, que no pueda S.S. felicitar de la misma manera a las provincias ultramarinas por las explicaciones que acabo de dar; pero yo debo decir al señor Rodríguez San Pedro que, aunque él sea representante de aquellas provincias, no tiene por ellas ni más interés ni más cariño que el que las profesa el Gobierno. Lo que hay es, que aquellas provincias, no imitando a S.S. en su rigor, se harán cargo de que la libre venta de tabacos que ellas desean se ha ensayado aquí ya, y de que aquella libertad produjo un gran detrimento, un resultado funesto en esta renta; y la isla de Cuba que necesita del Tesoro de la Nación y de los presupuestos de la Nación, no ha de querer que el Tesoro y los presupuestos nacionales disminuyan y se quebranten, porque entonces sufriría las consecuencias tristes y deplorables de la imposibilidad de acudir a curar sus dolores y sus males.

No es, pues, en daño de aquellas provincias el interés que el Gobierno sostiene en esta cuestión, tal como la ha planteado, sino en bien de esas mismas provincias, al propio tiempo que en bien de las de la Península, porque para el Gobierno no hay distinción entre aquéllas y éstas, que todas son iguales para el Gobierno, como provincias de la misma Nación e hijas de la propia Patria. Yo quisiera satisfacer los deseos de las provincias de Ultramar, pero la satisfacción de esos deseos traería consigo un mal para todas las de la Península y para aquellas mismas, porque ocasionaría una baja considerable en los presupuestos; y ya que no podamos atender, porque el Tesoro no está tan desahogado como fuera desear, a ciertos males que afligen a las provincias peninsulares, se hallen regularmente dotados con el sacrificio de aquellas y de estas provincias, para que nos sea posible atender a los males que experimentan nuestros hermanos de Ultramar hoy, y a los mayores contratiempos que aún pudieran sufrir mañana.



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